
Como no es una historia original japonesa, la animación se aleja del estilo de cualquier otro anime nipón. El dibujo acompaña perfectamente el relato que es algo difícil de digerir como entretenimiento, como todas las historias de Kafka; que suelen girar siempre entorno a paranoias, vida/muerte y dificultades.
Para ver esta historia y para apreciar el estilo asombroso de la pieza hay que tener la moral alta y no dejarse influir mucho por el tema (Si es que somos capaces de entenderlo, porque casi nadie comprende a Kafka del todo, ni en una pequeña parte.). Me ha gustado especialmente la música coral de los créditos finales.