Esta obra dirigida en 2002 por Koji Yamamura fue nominada a los Oscar en la categoría de corto de animación, en la edición de 2003.En unos diez minutos se narra con un estilo de canto tradicional japonés sureño con un dibujo detallista, alejado del manga tradicional, lleno de absurdo y exageración que recuerda muchísimo a las obras del animador americano Bill Plymton
El corto es como una fábula, breve y sencillo, que invita a verlo más veces. Y añade una buena dosis de imaginación y "sabor" japonés.