REC es una serie de anime de 9 capítulos (más
una OVA) adaptación del manga creado por Hanamizawa Q-Tarō. No sólo es una serie de pocos
capítulos, sino que cada uno de ellos dura tan sólo 12 minutos, algo realmente muy
atípico. Aun así, a pesar de su brevedad tiene bastante contenido, no es
una serie que te deje con la sensación de haberte quedado a medias.
Parte del cliché, utilizado ya miles de veces,
del típico chico que de forma repentina y por motivos un tanto particulares comienza a convivir con una
chica que acaba de conocer. Y por supuesto, uno de los aspectos fundamentales de
este tipo de series es el desarrollo de la relación entre ambos personajes. En este caso: Matsumaru Fumihiko, publicista en una empresa de comida, y Onda Aka, aspirante
a seiyuu.
Pero a pesar de un comienzo siempre tan abrupto e irreal, las
emociones, reacciones, la mentalidad de los personajes y el propio ritmo de la
relación tienen un toque de realismo bastante único. Si a
esto le sumas que una gran parte de la trama trata sobre el desarrollo
profesional de los personajes, con sus altibajos y sus problemas, consigues una
historia que se vuelve muy cercana al público.
Esa sensación de cercanía se ve reforzada por
las características de los personajes principales. Los protagonistas, Matsumaru y Ako,
están bien elaborados y son lo suficientemente complejos como para resultar interesantes. Además, consiguen que se les coja cariño y
se vuelven familiares en muy poco tiempo.
En las restantes facetas la verdad es que la serie no destaca especialmente, pero tampoco suspende. Visualmente es más bien cutre y a nivel musical es muy
sencilla, pero cumpliendo con lo necesario en la historia. Por su parte, los diálogos están bien hechos y con detalles bastante buenos (a destacar las constantes referencias a películas famosas), pero sin que haya frases especialmente brillantes.
En definitiva, la serie es un todo formado
por elementos sencillos pero bien organizados entre sí que fluyen a lo largo
de esos cortos 9 capítulos de forma muy natural, sin llegar a ser espectacular, pero también sin
chirriar, resultando realmente agradable de ver.