(Seguimos publicando reseñas para que el blog no deje de tener periodicidad mensual; Aunque esta está escrita realmente el 1 de noviembre de 2020, o durante la noche de Halloween.)
Inspirada en la primera novela con el mismo título(ぼくらの七日間戦争)de una larga serie de novelas que aún siguen publicándose desde 1985 del autor Osamu Sōda, y con un aroma a Summer Wars y a verano, llega este refrescante film, que a pesar de su tono veraniego y desenfadado se estrenó en diciembre 2019 para la campaña de Navidad en Japón.
Premio del 2020: Festival de Sitges: Mejor largometraje de animación, la
historia tiene como protagonistas principales, a dos jóvenes adolescentes que
se enfrentan a la madurez y a la reacción de los mayores que no entienden sus
sentimientos.
Por un lado está Mamoru Suzuhara, que es un estudiante de secundaria introvertido y que se pasa el día leyendo novelas de guerra moderna y fantaseando sobre ella, y por otra su amor de juventud Aya Chiyono, que es la popular hija del concejal que se siente presionada por su padre para ir a Tokyo donde a su padre le han ofrecido un importante puesto como político.
La historia ubicada en la pequeña localidad de Satomi, Hokkaido, al sur de su capital Sapporo, cuenta con un elenco de personajes y numerosos temas, quizás metido con calzador por su director en su primer largometraje, Yūta Murano, y en el que no falta ningún personaje arquetípico, el guaperas popular de clase, la chica dura deportista, el formal empollón, la chica alocada que parece que pasa de todo... y hasta algún joven personaje inmigrante de origen tailandés.
Al final la trama, se va complicando y va rascando en el interior de los personajes, que son más complejos que sus arquetipos y en sus problemas y frustraciones como jóvenes, sin llegar a profundizar demasiado, pero dando una pincelada de cada uno de ellos y sus motivaciones para llegar hasta donde han llegado y como han llegado a coincidir en esa situación de pulso con la madurez y los mayores.
Una obra fresca, con humor, acción, sentimientos y hasta pequeñas reflexiones que se consume rápido, aunque puede dejar un poso. La recomiendo para pasar un buen rato.
Mención especial al dibujo y al paisaje preciosista de Hokkaido, y a la banda sonora a cargo de Sano Ibuki, que realiza diferentes y pegadizos temas a lo largo de la película.
Y como nota final si os ha gustado, tiene dos Live-Action, basado en la
novela estrenados en Japón en 1988 y 1991.