Final Fantasy (2001) no es la primera película largometraje realizada con técnicas de render y animación en 3D, pero si es la primera en que se ofrecen unas texturas foto-realistas que llegan a un nivel impresionante, que empezaron a hacer difícil distinguir lo real de lo sintético.

El argumento está tratado de una forma muy japonesa y puede ser difícil de seguir por neófitos pero no es más que una vuelta de tuerca a la teoría del gurú de la ecología James Lovelock, desterrado por sus colegas verdes por promover la energía nuclear como único recurso para detener el abuso de combustibles fósiles y contaminación, y que ideó la Teoría de Gaia, Gea o Gaya, donde La tierra se comporta como un ser vivo que regula su propio sistema vital, como cualquier otra entidad viva.